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“SIEMPRE QUISE ESCRIBIR UN POLICIAL ROMÁNTICO”
ISAAC GOLDEMBERG
Isaac Goldemberg anuncia su nueva novela, Acuérdate del Escorpión. Libro saldrá en octubre próximo y narra los asesinatos de un japonés y un judío en la Lima de los años 70.
Pedro Escribano.
Simón Weiss, de 35 años, y un japonés, Katón Kanashiro, de 25, capitán y teniente de la Policía de Investigaciones del Perú, respectivamente, son encomendados a investigar dos asesinatos: el de un japonés en un billar y el de un anciano judío en una pensión, ambos situados en el Centro de Lima. Lo anterior es parte de la trama de Acuérdate del escorpión, un policial romántico aderezado con la letra de un vals de Felipe Pinglo y de tres boleros. La novela sale en octubre, editada por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega.
¿Qué universo cubre tu nueva obra?
–En esta novela no me he propuesto cubrir un universo en particular. La historia ocurre en Lima, pero hay referencias a espacios geográficos no peruanos que tienen que ver directamente con la acción que se narra. Esta acción se desarrolla durante seis días consecutivos del mes de junio de 1970, dos días después del terremoto ocurrido el 31 de mayo y en pleno Mundial de fútbol, el que se celebró ese año en México. Casi toda la acción ocurre en el Centro de Lima, en un ambiente que se podría denominar como “criollo limeño”.
–Que los protagonistas sean un judío y un japonés, ¿intentas echar una mirada a estas comunidades de nuestro país?
–Tal vez, hasta cierto punto y sin habérmelo propuesto conscientemente, la novela explora la peruanización de uno de los protagonistas: un judío, policía de 35 años. Este personaje, pese a no haber nacido en el Perú, aparece totalmente acriollado. Pero debo señalar que esta no es una novela sociológica, sino una novela de acción, amor, intriga y suspenso.
¿Cómo así te planteaste la novela, tiene una historia real esta ficción?
–Se trata de una obra totalmente ficticia que contiene personajes, episodios y ambientes que fácilmente podrían ser reales, pero que no lo son.
¿Qué hallas en el policial romántico para optar por este género?
–Desde pequeño he tenido especial predilección por este género y siempre he querido escribir un policial romántico, especialmente un melodrama policial romántico. Por eso en esta novela decidí incluir varios elementos propios del melodrama. Por ejemplo, la presencia del azar como fuerza que controla y dirige la vida de los personajes. Y cuando digo melodrama no exagero, ya que he utilizado la letra de un vals de Felipe Pinglo y de tres boleros como parte constitutiva de la historia.
¿Temes que la crítica diga que vas por el consabido thriller que impone el mercado?
–Si bien esta novela la he escrito para que se venda —por el simple hecho de que todos sabemos que existe un público lector bastante amplio para este tipo de obras— no lo he hecho llevado por las imposiciones del mercado. La idea de escribir esta novela no es reciente; la historia la empecé a pensar en el año 77, cuando regresé al Perú —después de catorce años de ausencia— para investigar ciertos datos relativos a una novela que había comenzado a escribir y que unos años después se publicaría con el título de Tiempo al tiempo. Pues bien, durante esa investigación me topé con una noticia sobre la muerte de un japonés (no recuerdo dónde ni en qué circunstancias) que me dio, como en un fogonazo, la idea para esta novela que acabo de escribir.
–Vives en Nueva York, ¿Chepén será siempre tu paraíso perdido?
–Definitivamente. Cuando me jubile tengo pensado regresar a Chepén para reescribir una novela que terminé hace varios años y que se me extravió. En esta novela, cuya acción ocurría en Chepén, no aparecía el mundo judío y todos los personajes –excepto un niño de diez años– eran mujeres. Para reescribirla necesito instalarme en la casa donde nací y pasé los primeros ocho años de mi infancia.
Tras la psicología de los personajes
¿El policial es también una lupa para revelar las entrañas de nuestra sociedad?
–Puede serlo. Pero en mi novela esa revelación se produce de forma natural, no forzada, porque –reitero– esta no es una novela sociológica. En mi novela la preocupación del narrador está dirigida más a explorar la psicología de los personajes y las interrelaciones conflictivas entre ellos que a revelar las entrañas de la sociedad peruana. El “retrato” de la sociedad se da de forma impresionista, en una especie de tomas rápidas, un poco como en el cine. Por eso el ritmo de la novela es veloz, a veces vertiginoso, casi sin pausa, y la voz del narrador intenta ser objetiva, directa, nada barroca. Se trata de una novela sencilla, entretenida y que puede ser leída en diferentes niveles, como una simple novela de acción o como una novela que te dice algo más.
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