Monday, February 13, 2012

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA. Escuela de Postgrado. Revista Científica


CARAZ. Ediciones El Inca / Rómulo Pajuelo Prieto

 

 




Presentación: VOLVER AL MAR COMO EN LOS SUEÑOS de Teífilo Villarcota "Kawide"


Memoria del escritor Guido Vidal Rodríguez / Ricardo Ayllón

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ARCHIVO DE ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
 
Memoria del escritor Guido Vidal Rodríguez

Por Ricardo Ayllón Fuente: Lima, 12 febrero 2012   
Un mensaje a mi celular enviado por el artista Teófilo Villacorta Cahuide me comunica que el escritor ancashino Guido Vidal Rodríguez ha dejado de existir. “Estoy en el velorio de Guido Vidal”, reza, breve y contundente, su SMS. Y yo me quedo helado. Semanas atrás me había enterado por el mismo Cahuide que don Guido estaba grave, pero en lugar de ir a visitarlo tomé la decisión de viajar al Callejón de Huaylas donde me esperaban compromisos editoriales. Ahora es demasiado tarde, don Guido se ha ido y no puedo hacer menos que acompañarlo antes de que parta hacia su última morada.

Lo frecuenté seguido y creo que pude considerarme su amigo entre los años 2000 y 2005, cuando residí en el distrito limeño de San Miguel, donde Vidal vivía acompañado de uno de sus hijos y su nieta. Pese a que iba camino a los ochenta años y las fuerzas físicas empezaban a abandonarlo, en ese tiempo don Guido mostraba una gran vitalidad mental y anímica. Siempre que conversaba con él no dejaba de hacer planes para sus escritos inéditos, y esperaba poder ver reeditados sus tres libros de narrativa publicados hasta ese momento: El arriero, El juramento y Fin de semana en el Paraíso.

Yo pude apoyarlo solo con uno de ellos, El arriero, que conseguí que viera nuevamente la luz el año 2005 conformando la colección Biblioteca Ancashina editada por Ediciones Altazor. El arriero fue sin duda su libro más conocido debido a que desde fines de la década del 60 y casi la mitad de los 70 se convirtió en una suerte de pequeño best seller en varias localidades del ande y la costa de Ancash. El breve volumen, del que se editaron 10,000 ejemplares, contenía un cuento que le daba título al conjunto y en 1968 había recibido el primer puesto en el Concurso Bolivariano de Cuento “Rafael Arango Villegas”, de Colombia.

Acabo de retornar de la misa de cuerpo presente en la Parroquia San Miguel Arcángel de San Miguel, y luego de despedirme de él, de su cuerpo aquietado en la urna que lo llevará al crematorio, recuerdo que fue un gran enamorado de su tierra natal, el pueblo ancashino de Piscobamba, donde nació en 1924. De hecho, sus dos primeros libros fueron movidos temáticamente por un espíritu terrígeno pese a la larga y definitiva estancia de Vidal en la gran Lima. Contenidos sobrenaturales y costumbristas narrados con sencillez dan vida a esos dos conjuntos de relatos que, estoy seguro, si se volvieran a editar y distribuir en comarcas andinas, serían todo un éxito. Sin embargo, Fin de semana en el Paraíso –novela breve que en 1996 alcanzó el primer lugar del Premio Nacional de Educación “Horacio”– es más bien el resultado de su imaginario vinculado a la costa peruana.

Dentro de estos afanes literarios, pese a coronar los 70 años de edad y en su condición de Presidente de la Asociación de Escritores, Poetas y Artistas de Ancash - Zona Conchucos, organizó el VIII Encuentro de Escritores y Poetas de Ancash en las ciudades de Pomabamba y Piscobamba; luego de lo cual, durante sus últimos años de vida, conformó la filial Lima de la misma Asociación, trabajando junto a escritores cercanos a su raíces como el dramaturgo Áureo Sotelo Huerta y los poetas Danilo Barrón Pastor y Américo Portella Egúsquiza, entre otros.

Don Guido Vidal no debería ser recordado, sin embargo, solo por sus afanes literarios, sino también por su trayectoria en la docencia, donde fundó y dirigió por muchos años el Instituto Comercial “Amauta”, nombre que es el resultado de su filiación espiritual con la figura de José Carlos Mariátegui, de cuyos hijos fue amigo personal.

Pero una cosa que siempre me llamó la atención en él es que, no obstante el peso de los años, jamás se mantuvo inactivo y todo el tiempo conformó directivas o fundó instituciones en beneficio de sus socios. En esta tarea, fue presidente del Club Centro Cultural Deportivo Lima y fundador del Club de Los Grandes, una institución que se mantiene aún vigente y reúne a esa feligresía que ya pinta canas en la parroquia San Miguel Arcángel.

Cierro estas líneas rememorando su voz pausada las tardes en que buscaba su compañía sabiendo que me haría bien un consejo suyo, el de un docente y escritor que había vivido con estoicismo aquel tiempo tan convulso e incierto como fue el siglo XX. Sabía que alguien como él tendría para mí la exhortación justa, y jamás me equivoqué. Solo quienes lo conocieron de cerca saben a lo que me refiero. Por eso ahora dejo estas líneas en su memoria, con la esperanza de que sus libros publicados no sean olvidados y sus escritos inéditos vean la luz un día de estos.

Fuente: http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000002043/Memoria-del-escritor-Guido-Vidal-Rodriguez

Saturday, February 11, 2012

ARGUEDAS EN CHIMBOTE / José Gutiérrez Blas


TRAS EL CRISTAL / Pablo Moreno Valverde (Poesía)


EL ECO DE UN PANTANO / Mateo Durand Huachuronto


VALLEJO y RAYUELO / Saniel Lozano Alvarado



CHIMBOTE Nueva visión de surealidad regional / Antonio Luna Neyra.


BELLAMAR, Revista de Cultura. Universidad Nacional del Santa.


ÁNCASH, UN VIAJE POR LA HISTORIA. LA ENCICLOPEDIA DE ÁNCASH / Víctor Unyén Velezmoro



ÁNCASH, LA COCINA TRADICIONAL: Recónditos hervores y sabores de Marcela Olivas Weston / Víctor Hugo Alvítez


Víctor Hugo Alvítez Moncada

Recónditos hervores y sabores de Marcela Olivas Weston
 

I

Áncash, territorio de belleza y riqueza infinita admirado por propios y extraños, desde la más alta cumbre nevada hasta recostar el astro rey en lecho de criptógamas o mar índigo de profundidades imperecederas, paraíso donde reina la luz, esperanza y banderas de paz. Aquí, la mano del Hacedor detuvo a tallar con especial esmero y dedicación, sembrando mieses en surcos de pisos ecológicos, pródigas semillas, bondad; a plenitud de su creación para que el hombre goce pletóricamente su libertad cual cóndor o gaviota en vuelo, pez o lobo de mar a sus anchas; descubriendo en cada grano, en cada fruto, en cada hierba o raíz, la esencia misma de suculenta vida, hecha manjar, menú, delicia, fiesta familiar o patronal, gracias al buen gusto del saber comer fusionando tradición, productos nativos y sabores que perennizan larga y legítima herencia gastronómica ancestral.

En Áncash siguen hirviendo nuestras ollas de barro expandiendo aromas todos los aires y provocando distantes entornos; entre tanto, ruido de batanes repican celebrando el acontecer de reconfortantes alboradas y felices existencias.

En octubre último apareció el libro ÁNCASH, LA COCINA TRADICIONAL, cuya autora es la distinguida arqueóloga e investigadora Marcela Olivas Weston, directora del Museo Nacional Chavín en nuestra floreciente región. Valiosa obra del Fondo Editorial y Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología -  Universidad San Martín de Porres. En gran formato, fino papel couché mate íntegramente ilustrado a full color con excelentes fotografías; 220 páginas de sabrosa información cultural y gastronómica para exigentes expertos en la vida cotidiana del hombre ancashino desde sus orígenes a la actualidad y, especialmente expectantes paladares que saciarán aludidas exigencias en vastas recetas de hereditario conocimiento recogido en pueblos y recodos, ferias y mercados, restaurantes y amistades, de costa, sierra y zona trasandina de esta gran Región.

El libro o enciclopedia lleva palabras de  presentación del entusiasta maestro Luis Repetto Málaga desde el Ministerio de Cultura del Perú, continúa alentadora introducción de su autora, con amplio resumen dedicado a la historia regional: superficie, ubicación, climas y variada ecología: “Áncash tiene seis de los ocho pisos altitudinales del país, con tipos climáticos diferentes: desde el árido semicálido costeño hasta el gélido de los nevados. Aquí puede haber, simultáneamente, un caluroso sol en Samanco, Chimbote, Huarmey o Casma, y furiosos chubascos, nevadas o aludes de nieve en cualquiera de las cumbres de la cordillera Blanca. El departamento asimismo posee 26 de   los 34 climas existentes en el mundo, sin contar los microclimas de los pequeños valles interandinos… Ostenta además una reserva ecológica diversa, con 84 de los 101  ecosistemas existentes en el mundo. Hay especies de gran valor genérico como la oca, la papa y el chocho (tarwi); distintas especies de árboles: huarango y algarrobo en la costa; molle, tara, capulí, queñual y quishuar en la sierra. Excepcional es la puya Raimondi, enorme bromeliácea de la puna con una abundante y fugaz inflorescencia, única en el planeta, y la preciosa orquídea Wakanku”,  Concluye en: “Nuestras riquezas”, de incomparables ventajas comparativas para la diversidad de productos; la anchoveta, conchas de abanico y otras que debemos proteger y cuidar para la alimentación ante sobreexplotación de harina y aceite de pescado; recursos hidro energéticos como Cañón del Pato que genera energía al norte del país, gracias al visionario ancashino de Aija  ‘Sabio que hizo la luz’ Santiago Antúnez de Mayolo; reservas de oro, hierro, zinc, cobre, plomo, carbón, etc.; y, grandes atractivos turísticos: Parque Nacional Huascarán, lagunas Llanganuco, Parón; sitios arqueológicos, históricos, playas, etc.
 

En capítulo “Alimentación prehispánica”, ‘Los estudios arqueológicos realizados en la zona han revelado ocupaciones prehispánicas en todos sus ecosistemas, tanto en el litoral del Pacífico como en el Callejón de Huailas y en la región de los Conchudos, evidenciando la muy antigua presencia del hombre y su evolución cultural a través del tiempo’. Trasladándonos hasta la “Cocina regional”: ‘En los seres humanos la necesidad de comer se encuentra con el placer de saborear los platos que conforman las tradiciones gastronómicas de cada pueblo, su cultura alimentaria. En este sentido, la gastronomía es uno de los elementos identitarios de mayor trascendencia. Pero para entender el mundo de la cocina y del comer no son suficientes los recetarios. Es necesario tomar en cuenta un sinnúmero de factores que se encuentran interrelacionados y que de una u otra manera intervienen en la formación de una identidad alimentaria’. Tema tratado ampliamente además ‘De lo urbano a lo rural’ y ‘El calendario agropecuario’, aparte cobra mucha importancia la llegada de la cerámica.

“La Cocina costeña” expone la tradición culinaria de las provincias de Casma, Huarmey y Del Santa. “Chimbote es una olla enorme donde se ha echado de todo. Una de esas parihuelas que preparan los pescadores, y está hirviendo y no se sabe que va a salir ni que sabor va a tener”, recordando a José María Arguedas en el Centenario de su Nacimiento. ‘La riqueza gastronómica de estas tres provincias tiene su origen en la larga tradición de mariscadores y pescadores del litoral junto a los agricultores de los valles, además de los aportes de los migrantes de las provincias serranas de Áncash y de otros lugares del país. Sus cocineros aprovechan esa riqueza para preparar ahogados, jaleas, jugosos, picantes, sudados, sopas, chilcanos, chupes, cebiches, escabeches, guisos o chicharrones, que definen la espléndida cocina del litoral ancashino’.
 

En “Cocina del Callejón de Huailas” nos atrapan olores y sabores humeantes de Recuay, Huarás, Carhuás, Yungay y Carás, y su larga tradición de reconocidos y apetitosos  potajes; junto a pueblos del sur o zona de Vertientes con las provincias de Aija, Bolognesi y Ocros de peculiares platos y recetas habituales: picantes de papas con cuy, lawas, shajhuis. cashquis, locros, mazamorras, pucheros, pachamancas, mote, choclos sancochados, etc. Más 120 variedades nativas de papas, 45 de oca, 26 de maíz, 20 de olluco, 18 de frejoles, 15 de mashuas, entre otras, solamente en Vicos, a decir de investigadora Karina Costilla.

“La cocina de los Conchucos” en zona trasandina comprende: Antonio Raimondi, Asunción, Carlos Fermín Fitzcarrald, Corongo, Huari, Mariscal Luzuriaga, Pallasca, Pomabamba y Sihuas; donde perduran el sabor de la tierra y variedad de productos agrarios y culinarios: Estofado de gallina, cuy con alverjitas, jamón en salsa, chicharrones con llushtu de trigo, pucheros, habas shinti, choclo con queso, picante de cuy y chicha enterrada, chucán, ensalada de tarwi, upas, etc.

“La cocina y la migración” nos acerca a la fusión de sabores que han hecho quienes se han trasladado de una provincia a otra, más aporte de personas migrantes afincadas en el territorio. No olvidemos las tradicionales ‘Encomiendas’  antigua costumbre de enviar a familiares y amigos diversos productos para que el sabor de la morada perdure y deje de extrañarse en lejanos y distantes lares y abundantes predios de nostalgia.

“La conservación y transformación de alimentos”, Áncash expone viejo historial, perduran carne en ‘charqui’ o cecina, jamón, papa nativa, tocosh, papa seca, maíz, oca, trigo.

“De dulces, raspadillas, helados y otras delicias”. Se aprovecha hielo de sus nevados para famosos raspadillas y helados. ‘Gracias al empeño de muchas ancashinas, todavía en estos tiempos modernos  sentir esos aromas y degustar las delicadas preparaciones, cuyos principales ingredientes son el amor y la paciencia’: ‘Cuarteada’ de Carás Dulzura, compuesta de jalea de membrillo, sidra y manjar blanco; alfajores de Moro, humitas, chapanas; dulces de ciruela, camote, mango, melocotón, oca, durazno, higo, sandía, saúco, alfeñiques, turrón de kiwicha; mazamorras o apis de calabaza, trigo, tocosh, quinua, ocas asoleadas, etc., dulces y postres de gran calidad de acuerdo a productos de cada zona.

“De ferias y mercados” donde se exponen, venden, intercambian productos agropecuarios, animales; comidas, canastas, cerámica y demás expresiones del quehacer culinario: trueques, pesos y medidas tradicionales,  ofertas, reencuentros; recetas.

“De ollas, batanes y otros utensilios”. ‘La relación mujer-fogón-comida, mantiene y define el espacio de la cocina ancashina. Las mujeres son quienes encienden el fogón, transformando los productos en comidas para mantener la vida’. Infaltables ollas de barro, cucharas de palo, mates, leña. peroles, callanas, chungos y batanes, subsisten cocinas andinas.

“De ajíes y condimentos”. Que sería sin ellos y sus agridulces y picantes sabores para dar mayor sabor a nuestras comidas: ‘Los ajíes y rocotos molidos o picados con hierbas se convierten en salsas muy agradables para acompañar las comidas, como la salsa de ají amarillo molido con huacatay, la de rocoto con cebollita china y la preparada con cebolla colorada, rocoto, sal y limón’, luego asentarlas con chicha madura de jora de Huarmey, Huarás u otros pueblos; alhoja de Pallasca o chicha de maní o molle. 
 

También intervienen “Nuestras hierbas aromáticas”: menta, muña, orégano, chincho, huacatay, rocoto, llantén, culantro, anís, perejil, romero, achira, borraja, etc.

“De hornos y panes”, antigua tradición de hornos artesanales y fiesta del pan en múltiples formas y variedades para toda ocasión. ‘Es costumbre en todos los hornos de los pueblos colocar un pañuelo blanco en la puerta, señal de que allí hay pan. Los más populares de Áncash  son, como ya se ha dicho, el ‘pan de piso’.

“Las comidas festivas” incorpora un interesante ‘Calendario festivo’

“De chichas y aguardientes” además de las citadas, el afamado y añejo ‘Pisco de Moro’.

II

De aquí en adelante, aparece lo que muchos esperaban ansiosos, lo más suculento y sustancial del libro, “Nuestras recetas” las que se han establecido para un mejor entendimiento y paso a paso según va abriéndose el apetito, de la siguiente manera: ‘Guarniciones y acompañamientos’, ‘Entradas, sopas, caldos y lawas’ y ‘Platos fuertes’. Selección de nutricias recetas adornadas o ilustradas con los propios platos. Es hora de amarrarse mantel al cuello, asegurarse estar bien sentado, coger los cubiertos si son necesarios y pasar la saliva una y otra vez, así como van pasando las páginas de esta maravillosa obra bibliográfica ancashina,  primera y única de su género:

“Guarniciones y acompañamientos” aparece en primer lugar ‘La cancha’ milenario alimento andino, ‘Shinti de habas’, ‘Pelado de maíz o trigo’, el ‘Kaspa’, el ‘Sanco de harina de trigo o cebada tostada’, el ‘Papa – pichu o ajiaco de papas’, la ‘Parpa’, el ‘Uchu – rupa’, etc.

“Entradas”: ‘Atupa picante’, ‘Upa picante’,  ‘Causa de Vinzos’, ‘Causa de pescado’, ‘Cebiche de pescado’, ‘Cebiche de chanque’, ‘Cebiche de yuyo’, ‘Cebiche mixto, pescado y mariscos’, ‘Cebiche de lenguas o barquillo’, ‘Cebiche de muy muy’, ‘Cebiche de trucha’, ‘Cebiche de pato al estilo de Casma’, ‘Cebiche de pato al estilo de Huarmey’. ‘Chicharrones con mote’, ‘Ensalada de chocho – tarwi’, ‘Ensalada mixta de chocho y cushuro’. ‘Jamón ahumado’, ‘Tamales al estilo de Corongo’, ‘Tamales al estilo de Huarás’, ‘Tamales al estilo de San Marcos’. ‘Cachisado de leche o chuchara’, ‘Tanta uma o picante de pan’; correspondientes a las provincias de Huari, Asunción, Santa, Huarmey, Chimbote, Huarás, Casma, Corongo, Bolognesi.

“Sopas, caldos y lawas”: ‘Caldo de carnero’, ‘Caldo estofado’, ‘Caldo de gallina-wallpa cashqui’, ‘Caldo de mondongo’, ‘Chupe – Soltero’, ‘Cashayurtu’, ‘Chapla con cáscara’, ‘Chapla’, ‘Chicha en caldo-chichencaldo’, ‘Chupe de calabaza tierna’, ‘Lawa de pescado’, ‘Mondongo arrebozado’, ‘Parihuela’, ‘Shaqwis de habas’, ‘Lawita’. ‘Puchero’, ‘Puchero con jamón’, ‘Sopa de albóndigas’. ‘Sopa de mote con pellejo de cerdo’, ‘Sopa de papa seca de los Conchucos’, ‘Sopa llunca-llunca chupi’. Sopas y caldos con hierbas: ‘Papa cashqui’, ‘Chupe verde’, Santo Caldo’, Sopa de hierbas-Washga gora’, que se consumen en las provincias de Huarás, Carás, San Luis-Carlos Fermín Fitzcarrald, San Marcos-Huari, Corongo, Cabana-Pallasca, Piscobamba-Mariscal Luzuriaga, Huarmey, Chimbote, Carás, Carhuás,

“Platos fuertes”: ‘Jugoso de pescado’, ‘Escabeche de pescado’, Charkican de pescado salado’. ‘Pejesapo arrebozado’, ‘Estofado de may – may’, ‘Ahogado de siños al estilo de Huarmey’. ‘Ajiaco de charqui’, ‘Alverja Carchi con chancho’. ‘Cuchicanca – chancho asado’, ‘Adobo de chancho’, ‘Lechón al horno’, ‘Estofado de gallina’, ‘Estofado de cabrito’, ‘Huari guiso o gato al horno’, ‘Mechado’, ‘Lino picante’, ‘Garabamba’, ‘Kima muti-tres motes’. ‘Pepián de pavita al estilo de Casma’, ‘Pepián de trigo-Sango de takapi’. Pachamancas: ‘Pachamanca al estilo de los Conchucos’, ‘Pachamanca a la olla’, ‘Picante de caigua serrana’, ‘Picante de chocho-tarwi’, ‘Picante de cushuro o llullucha’, ‘Picante de chuita’, ‘Picante de habas peladas’, ‘Picante de quinua’, ‘Picante de mondongo’, ‘Picante de colis-col’, ‘Picante de calabaza tierna’, ’Picante de trigo pelado’; ‘Picante de mariscos de Chimbote’, ‘Picante de olluco’, ‘Picante de arvejas’; ‘Picante de pulpo’, ‘Picante de flor de nabus-nabo’, ‘Picante de yuyo’, ‘Río sucio’, ‘Seco de carnero’, ‘Sangrecita’, ‘Sudado de cangrejos’, ‘Shurumpo’. El cuy: ‘Cuy cancado-cuy asado’, ‘Locro de cuy al estilo de Bolognesi’, ‘Cazuelado de cuy’, ‘Picante de cuy con ají amarillo’, ‘Cuy en salsa de rocoto verde’, ‘Sopa de cuy o jacka cashqui’; pertenecientes a las provincias: Santa-Chimbote, Huarmey, Huari, Huarás, Mariscal Luzuriaga, Antonio Raimondi, Chacas-Asunción, Ocros, Sihuas, Aija, Casma, Carhuás, Pomabamba, Recuay, Yungay,


El libro finaliza con glosario general de términos empleados como ingredientes, productos, etc. más glosario quechua ancashino-español o palabras relacionadas con la gastronomía de nuestra región.

Una gran entrega para Áncash y el Perú. El presente libro guarda la memoria colectiva o conocimientos y técnicas de nuestros antepasados quienes de generación en generación fueron enseñando los secretos y transmitiendo combinaciones de productos nativos deviniendo en agradables sabores     que continúan alimentando y alegrando la vida.. Asimismo, significativo aporte de su dilecta autora Marcela Olivas, identificada plenamente con cada región donde le ha tocada desempeñar labores de arqueóloga e investigadora de sazonados frutos de últimos años consagrados a dulces y sabores regionales,  como los que anteceden su fecunda, exitosa e inagotable travesía: Dulces tradicionales de Áncash, 2010; La cocina tradicional de Cajamarca, 2009; Fiestas populares de Cajamarca, 2007; Dulces y licores de Cajamarca, 2004; Arte popular de Cajamarca, 2003; entre otros sobre arqueología e historia. El libro, concursa como favorito al Mejor Libro de Cocina Local, junto a los escritos por Sara Beatriz, están nominados “El gran libro del postre peruano” de Sandra Plevisani, para Mejor Libro de Cocina Latinoamericana; “La cocina mágica asháninca” de Pablo Macera y Enrique Casanto, en la categoría Mejor Libro Ilustrado.

Los ancashinos, sentados a la mesa, el poyo del camino o junto a la era en medio de la chacra, dentro de algarabía familiar y luego de saciar exquisitos apetitos con mejores manjares de nuestra tierra, diremos ‘Gracias Apus y Mama Pacha’ por conservar, cuidar y otorgarnos tanta delicia y riqueza natural, ‘Dios solo pague Marcela’ por ofrecer fresca la memoria colectiva de nuestros ancestros en ollas tiznadas de mil recuerdos al fogón inmortal de cálidos saberes. Por todo ello, permítannos asentar con unas cuantas chichas maduras, cantar y llanquear fuertemente nuestros huainos y chuscadas, acompañados del trueno, brisa del río, murmurar del mar, canto de zorzales y gaviotas; continuidad de vida, batallar de batanes, incendio de fogones, pruebas constantes, complacencia, emoción, sabor, identidad, esperanza.

Chimbote, febrero 2 012
Pisadiablo100@hotmail.com